Guardián del bosque

Los cerambícidos, más conocidos como cucarrónes longicornios o de antenas largas, pertenecen a la familia Cerambycidae, son seres de notoria relevancia ecológica, cuyas antenas se desempeñan como órganos olfatorios. Estos insectos se alimentan de madera viva o muerta, desempeñando un papel fundamental en el proceso de circulación de minerales hacia el suelo, lo que los convierte en una pieza clave en los ecosistemas forestales. Su habilidad para mimetizarse con su entorno y su papel como presas para muchos animales, los convierte en un grupo fascinante y esencial para el equilibrio natural.

Esta familia de insectos cuenta con algunas de las especies más grandes del país, lo que los hace fascinantes y valiosos para el estudio de la biodiversidad. Además su abundancia en los bosques sirve como un indicador del estado de conservación de los mismos y de la necesidad de protegerlos. Los cucarrónes longicornios son entonces un recordatorio de la importancia de valorar y proteger nuestra biodiversidad.